Hoy, Sligo, en la costa Oeste de Irlanda.
Comenzamos la visita con la subida a la tumba de la reina Maeve, una mujer formidable que llegó a ser uno de los Reyes de Irlanda, si, rey, porque así quería que la llamasen. Subimos con lluvia, pero mereció la pena. El Océano Atlántico nos ofreció su mejor cara.
Y hay que mencionar que Luis, ¡Olé, muchacho!, ha subido hasta aquí arriba con una sandía en la mochila, y cuando hemos llegado a la cima, la ha partido y nos ha invitado a todos a comer un trozo, que la verdad, nos ha venido de maravilla para refrescarnos después de la subida. ¡Gracias, majo!.
Después, al bus de nuevo a visitar la catarata de Glencar. Precisoso lugar, donde de nuevo, llegamos lloviendo pero salió el sol, y pudimos disfrutar de las vistas.